POLO NORTE Y POLO SUR

Fríos, inhospitalarios y distantes. Uno está en un polo terrestre y el otro en el contrario. Ártico y "opuesto al Ártico".
Este año, que durará dos, es internacionalmente blanco. El Ártico y la Antártida protagonizan una iniciativa que pretende estudiarlas a lo largo de dos ciclos completos, de marzo 2007 a marzo 2009. Se trata de la cuarta vez que se celebra un Año Polar Internacional (International Polar Year).
Norte, boreal y ártico; frente a sur, austral y antártico. Ártico procede de una palabra griega que significa "oso", en alusión a la constelación de la Osa Menor, donde se encuentra la Estrella Polar, que señala al Polo Norte. Ha estado habitado desde hace miles de años. En el s. XIX, se descubrió un lugar similar a "los pies" de la Tierra, el Polo Sur, que se denominó anti-Ártico: Antártico.
El prefijo "anti-" significa "opuesto a", pero también "con propiedades contrarias". El Ártico es principalmente agua cubierta de hielo, el Océano Glacial Ártico, con tierra alrededor: Alaska (Estados Unidos), Canadá, Islandia, Groenlandia (Dinamarca), Laponia (Suecia, Rusia, Noruega y Finlandia), las islas Svalbard y Rusia. En cambio, la Antártida es un gran continente rodeado por agua, el Océano Austral, formado por la parte sur de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. En su zona más estrecha se denomina Pasaje de Drake. El 1 de diciembre de 1959 tuvo lugar la firma del tratado Antártico, por el cual el continente se reserva a la investigación científica y se prohíbe su uso con fines militares.
Aunque en nuestra imaginación puedan pelearse juntos, los pingüinos antárticos nunca se reúnen con los osos polares árticos. La fauna y la flora son distintas en los dos extremos de la Tierra. Diversas etnias, como los Inuits, los Esquimales y los Lapones, viven en el Polo Norte, una de las zonas menos densamente pobladas del mundo. La Antártida es, en cambio, un continente, el quinto en tamaño, donde los seres humanos son incapaces de sobrevivir sin apoyo externo, por lo que sólo se encuentran en las bases científicas.
Seco, pues las bajas temperaturas no dejan que el aire contenga vapor de agua, ventoso y con el 90% del hielo glacial mundial; la Antártida es uno de los grandes desiertos terrestres, aunque estos suelan relacionarse con extensas superficies de arena y no de hielo. La temperatura más fría que se haya registrado nunca, de -89,2 ºC, se midió en el lago Vostok, en julio de 1983. En el pasado formó, junto a las actuales Sudamérica, África, India y Australia, el continente Gondwana.
Los círculos polares ártico y antártico, que delimitan los casquetes polares, se sitúan a 66º 33´ de latitud por encima y por debajo del ecuador, respectivamente. Como en su camino alrededor del Sol la Tierra avanza inclinada 23º respecto a la eclíptica, los rayos solares alcanzan el planeta con distintos ángulos según el período del año y el lugar. Es el origen de las estaciones: cuando el Polo Norte mira hacia el Sol, llegan la primavera y el verano al hemisferio norte; y el otoño y el invierno al hemisferio sur.
Desde las veinticuatro horas de luz u oscuridad sobre los círculos polares hasta los seis meses en los polos geográficos, que son los puntos del eje de rotación de la Tierra; para cualquier fecha, la duración del día y la noche es inversa en los casquetes ártico y antártico. El medio año de día seguido del medio año de noche acaecen en el Polo Norte y el Polo Sur geográficos alternadamente, como si una luciérnaga potentísima saltara de uno al otro cada seis meses.
Ambos polos reciben aproximadamente la misma cantidad de radiación, un poco más el Antártico ya que es durante su verano cuando el planeta se encuentra más cerca del Sol. Sin embargo, es más frío que el Ártico, en parte porque se encuentra cubierto por una espesa capa de hielo que impide el paso a cualquier atisbo de calor geológico. En el Ártico es más delgada la capa que flota sobre un agua que permanece líquida por su elevada concentración de sales, y en ocasiones el océano escondido calienta el aire.
En la circulación atmosférica global, el aire caliente circula del ecuador hacia los polos, donde se enfría para regresar a la cintura de la Tierra. Pero actúa de un modo distinto en los dos hemisferios: el relieve en torno al océano Ártico determina que las corrientes de aire sean más irregulares que en la Antártida, rodeada por agua. Se piensa que por ello el agujero de ozono es menor en el Ártico que en el Antártico.
Es cierto que en la circulación oceánica y atmosférica, los polos introducen grandes cantidades de agua y aire fríos, pero su influencia en la temperatura terrestre también obedece a su color mayoritario: el blanco. La radiación solar puede ser reflejada, transmitida o absorbida según las características del lugar al que llega. Albedo es una palabra procedente de la latina "alba", que significa blanco, y representa el porcentaje de radiación que refleja una superficie respecto a la que recibe: mayor cuanto más blanca.
El albedo total de la Tierra es de aproximadamente un 30%, en gran parte por la acción de la atmósfera y las regiones polares. El resto de radiación es absorbida como calor. Cuanto más oscuro es un cuerpo, más radiación retiene. Un espejo la refleja casi toda. El hielo y la nieve, quizás lo más parecido a un espejo, poseen un albedo de aproximadamente 80%. Si se funden, se desencadena un proceso en bucle: disminuye la superficie extremadamente reflectante, por lo que se retiene más radiación: calor que funde más hielo y nieve. Aumenta el agua fría en los cauces de los ríos continentales y la circulación de agua en los océanos cambia.
El equilibrio del planeta depende de que no se desestabilicen los polos. Si se liberara toda el agua almacenada en ellos, el nivel del mar subiría anegando las zonas costeras. Antes del final del s. XXI es probable que las temperaturas suban entre 1,8 y 4 º C, según el informe anual del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático). Es cierto que la Tierra ha aumentado y disminuido de temperatura en diversas ocasiones. La cuestión es qué proporción del calentamiento actual es causado por el ser humano y en qué modo le afectará en un futuro.
Con la revolución industrial, en el s. XIX, se empezaron a generar gases como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). El hombre incrementa con ellos un efecto natural que mantiene el planeta en un margen de temperaturas: ciertos gases atmosféricos, llamados de efecto invernadero, retienen la radiación solar y no la dejan partir de nuevo hacia el espacio. De no ser por el efecto invernadero, la Tierra sería demasiado fría para que la vida existiera como la conocemos.
El problema es que los combustible fósiles que utilizamos son grandes liberadores de CO2. Y que simultáneamente estamos eliminando grandes masas forestales, que son las que fijan este gas dando lugar a oxígeno durante la fotosíntesis.
El Ártico y el Antártico poseen permafrost, que es tierra y roca congelada. Si llegara a fundirse, liberaría el carbono que almacena y podría dar lugar a volúmenes importantes de dióxido de carbono y metano.
El calentamiento global actual es especialmente preocupante porque los factores que lo provocan experimentan una retroalimentación positiva: el calentamiento provoca más calentamiento. Los habitantes que residen en las zonas nórdicas, unos cuatro millones, van a sufrir cambios en su modo de vida, pero no sólo ellos. El planeta es un todo que se autorregula, el "ser vivo" del que hablaba metafóricamente el químico James Lovelock: Gaia, la Madre Tierra, es océano, tierra, biosfera y atmósfera. Lo que ocurre en una de sus partes repercute en las demás.