El sentido común nos dice que la vista no nos engaña, que un objeto está allí donde nues
tra vista lo sitúa. En términos científicos, que la luz se mueve en línea recta desde el objeto hasta nuestro ojo.Seguro que antes de terminar de leer la frase anterior ya le has encontrado un fallo: los espejos. Su superficie refleja los rayos de luz y vemos todo tipo de cosas (incluso a nosotros mismos) allí donde no están. Pero si pensamos en otro tipo de artilugios (vidrios, lupas, gafas, anteojos, caleidoscopios, etc.) enseguida nos damos cuenta de que los espejos son, quizás, los elementos ópticos que afectan de una manera más sencilla a las imágenes. Dejemos a un lado estos instrumentos ópticos creados por el hombre y volvamos a pensar en la trayectoria que siguen los rayos de luz en la naturaleza.
Cuando miramos un paisaje, unas montañas lejanas, o un barco en el horizonte, ¿no nos sitúa la vista cada objeto en su sitio real? ¿No se transmite la luz en línea recta desde cada punto del paisaje hasta nuestro ojo? La respuesta es negativa. Las montañas no están donde las vemos, unos días parecen más altas y otros más bajas, y a veces hasta es posible ver barcos que están detrás del horizonte. En realidad, ningún rayo de luz se transmite en
línea recta en la atmósfera terrestre.La luz siempre busca, en primer lugar, el camino más rápido entre dos puntos, es decir, sigue una trayectoria que hace estacionario el tiempo que emplea en conectar los dos puntos (camino óptico). Estacionario quiere decir que el tiempo que emplea a lo largo de este camino ha de ser mínimo o máximo (también puede corresponder a un punto de silla). En casos normales, si hay una sola imagen, ésta corresponde a un mínimo.
Pero el camino más rápido en la atmósfera terrestre no suele ser una línea recta. Como su velocidad es mayor en el aire frío, para ir más rápido la luz sigue una trayectoria curva buscando las capas más fr
ías de la atmósfera.Cuando miramos un coche al final de una carretera ardiente, observamos que la imagen parece no quedarse nunca quieta, que se deforma continuamente. Esto es debido a que el aire caliente cerca del suelo tiende a elevarse mezclándose turbulentamente con el más frío de las capas superiores, y cambiando sin parar los caminos más rápidos entre el coche y nosotros. En determinadas circunstancias, cuando los cambios de temperatura son muy fuertes y el objeto y el observador están muy lejos, la luz puede encon
trar más de un camino para conectar objeto y observador. En ese caso podemos ver más de una imagen de un objeto lejano, y tiene lugar ese espectacular fenómeno de la curvatura de los rayos de luz que es un espejismo terrestre.Podemos decir que las variaciones en la posición aparente y en la forma de los objetos (la variación en la altura de las montañas, por ejemplo
) son efectos débiles de la curvatura de los rayos de luz cuando los comparamos con la aparición de imágenes múltiples en los espejismos (efectos fuertes de la curvatura de los rayos de luz). O fijémonos en la salidad de la luna¡¡¡¡¡ Cuando aparece tras el horizonte aparece ien enorme y gorda¡¡¡¡¡ Pues NO, no está más cerca NO, el cerebro toma ed referencia objetocs cercanos a su alrededor y distorsiona la imagen, pero la realidad es que es del mismísimo tamaño que cuando la vemos arriba en la noche. la prueba la puedes hacer tapando la luna en el horizonte con el dedo meñique, y haz lo mismo cuando esté arriba... ocupan lo mismo.....

